jueves, 8 de octubre de 2009

Gripe A/H1N1

He visto en Kriptópolis un vídeo que quería compartir con vosotros. Es largo, casi 1 hora, pero puedo asegurar que merece la pena verlo entero y que a partir del minuto 10 es más ameno. El vídeo en cuestión es este.

Lo que quisiera es que cada quien comente qué opinión le merece el vídeo y lo que en él se dice. Si además por casualidad alguien tiene los conocimientos necesarios o medios de comprobarlo, estaría estupendo que encendiese una luz acerca de la veracidad de estas afirmaciones.

¿Algún médico en la sala?

sábado, 8 de agosto de 2009

Comida Mexicana

Estoy por inaugurar una nueva sección de recetas de comida mexicana, pero en lo que comienzo voy a hablar un poco de cómo va el tema del papeo aquí.

Comida casera

Pozole

Se entiende por comida casera la que se prepara en casa, ya sea para comérsela ahí mismo o en el trabajo. Hasta aquí, imagino que estaremos de acuerdo todos, aunque no estemos en México, ¿no?

Esta comida, aunque similar en estructura a la española, varía en cuanto a modo de preparación y a veces ingredientes —sí, sobretodo el chile—. No voy a entrar en detalles aquí, pero sí voy a decir que varía incluso la forma de preparar el arroz.

Comida corrida

El equivalente a los menús del día y por lo tanto equivalente en preparación a la comida casera. La diferencia principal con respecto a España es que allí, hace 4 años, rondaba el precio alrededor de los 8-9 euros, mientras que aquí está en 2.18-2.72 euros.

Otra diferencia con respecto a los menús del día es cómo está estructurado. En España tienes primer y segundo plato, además de café y/o postre, según el sitio. Aquí en México tienes tres tiempos: sopa/consomé, arroz/pasta y guisado, además de algún postrecito más o menos cutre según el sitio.

En España, además, generalmente puedes elegir entre tomar agua o refresco/cerveza, si no recuerdo mal. Aquí el refresco te cuesta un extra, al igual que la chela; además el agua es de sabor, o sea, como un jugo con agua y azucar extras. Si quieres lo que en España se conoce por agua, debes pedir «agua simple» o si no te preguntarán que de qué sabor la quieres; el agua mineral es con gas siempre.

A los sitios donde se sirve este tipo de comida, se les suele llamar tascas o, simplemente, «vamos a la comida corrida».

Restaurantes

Aquí me refiero a los que no son tascas, sino sitios tipo Burriquín, Sumway, juters, VIPS —que aquí también hay— y demás. Serían algo ya más parecido a los equivalentes en España, salvo que siempre en las mesas te encontrarás entre 2 y 4 cuenquecitos con diversas salsas, de picosita a traeme-el-extintor-RAPIDOOOO.

Una aclaración, que sirva al mismo tiempo de queja. A pesar de que alguna vez voy, aquí el VIPS no me gusta nada, vamos, ni punto de comparación con el de España, al que iba más o menos habitualmente.

Que conste.

Los precios en estos sitios, al cambio, sí son más parecidos a los correspondientes de España, por lo tanto están considerados una alternativa más cara a la comida corrida. Al revés que en España, que en ocasiones es más barato que el menú del día.

Ojo

Últimamente el peso ha bajado mucho, llegando a estar en casi 20 pesos el euro, por lo que ahora mismo está más barato aquí; por ejemplo, la hamburguesa que yo me suelo pedir está en unos 90 pesos, o sea, unos 5 euros, pero antes al cambio eran unos 7 euros, algo más parecido al precio de allí, si no recuerdo mal.

Comida en la calle

NI SE TE OCURRA. Salvo que sea un lugar/persona conocidos, ni pienses en comer ahí, salvo que te quieras pasar el resto del día... ya sabes... sin poder levantarte de determinado sitio blanco y redondo...

Son puestecitos en la calle, consistentes en una mesa rodeada de sillas. A veces la mesa es plegable y otras veces es una simple tabla con patas; a veces hay sillas y a veces no. Como bien puedes suponer, la higiene en estos sitios brilla por su ausencia, en parte debido a que no tienen ni agua para lavarse las manos.

En ocasiones, la persona que prepara la comida no es la misma que la que cobra, o bien es la misma persona pero se pone una bolsa en la mano cuando va a cobrar, con lo que tienes algo más de garantía. Pero eso no es lo normal.

Pero no todo está perdido. Nosotros íbamos a un sitio a comer Pambazos, quesadillas, sopes y demás (otro día hablaré de estos). No era exactamente lo mismo, porque era en una casa, donde una parte estaba abierta al público (cosa muy normal aquí, ya hablaré también de eso), y nos daba confianza la señora. También hay un sitio parecido, donde la especialidad son los tacos, al que vamos de vez en cuando.

La Bebida

Todos estos estilos de comida son diferentes en una o más cosas, pero hay algo que los une, algo que no puede faltar en una mesa que se precie: El Chesco.

El chesco no es ni más ni menos que el refresco en mexicano. Según estadísticas, México es uno de los mayores consumidores de refresco; sobretodo uno que no voy a nombrar, por la publicidad, pero que es negro, tiene cafeina, burbujas, empieza por Coca y termina por Cola... Ouch....

Los tamaños y formas varían: 330ml lata, 330ml botella de vidrio, 500ml botella de vidrio, 600ml botella de plástico, 1l, 1.5l, 2l, 3l, retornable, no retornable, etc. Mi preferido es la mayoritaria, light y en botella de 600ml, pero aquí la gente compra una de 2 o 3 litros para comer dos personas y se quedan tan tranquilos.

La otra alternativa, como he dicho, es el agua de sabor, pero normalmente es en la comida corrida, no en los demás tipos de comida, menos aún si son tacos. Lo que sí, nunca, el agua simple; es algo superior a los mexicanos e incluso se hacen comerciales respecto a eso.

Mirinda

Para finalizar, entre las múltiples marcas y sabores de refresco que hay aquí, tanto nacionales como internacionales, una que hacía años que no veía. Los más jóvenes del lugar ni sabréis qué es, pero los más mayores seguro que sentís cierta nostalgia de tiempos mejores.

Efectivamente, Mirinda. En concreto esta era de naranja, pero también la hay de mandarina y no sé si de algo más. La verdad, me hizo mucha gracia la primera vez que la vi. ¿No se os está antojando? jejeje.

sábado, 25 de julio de 2009

¿Y ahora qué? (Parte II)

Por fin, después de 6 meses de vacaciones, el 18 de junio entré a trabajar en una cárnica. Estoy trabajando por honorarios, que es lo que está de moda ahora para librarse de pagar indemnizaciones. Trabajo, decía, para una empresa que vende mis servicios a una hipotecaria; a su vez, el departamento de sistemas de ésta, que es el cliente real de mi empresa, nos usa para realizar programas para otros departamentos.

En esta ocasión, por lo menos he subido un peldaño en la categoría de la carne: antes era desarrollador (carne molida) y ahora trabajo de analista (digamos bistec). En concreto, en el proyecto actual estoy trabajando de analista de negocio, que se traduce en que el cliente tiene una necesidad, me la cuenta, le presento mi propuesta y presiono coordino a los desarrolladores para que lo hagan en el tiempo fijado.

Reconozco que al principio me daba algo de miedo, incluso es algo que seguramente no hubiese aceptado de no haber estado sin trabajo. Además, yo pensaba que me estaban entrevistando para programador; y así era al principio, pero cuando el que ahora es mi jefe me entrevistó, me encasilló en analista.

Mi anterior trabajo era casi puramente desarrollar, aunque a veces me tocaba hacer análisis de requerimientos, no tan formales como ahora ­­­­­­­­­­(que si modelos, que si prototipo, etc.­), pero análisis a fin de cuentas. Aún así, no sabía si iba poder realizar el trabajo. Tenía algo de pánico, la verdad.

Una vez leí una historia, que en cuanto tengo ocasión se la cuento a quien pueda necesitarla; esta vez me ha tocado que me la cuente a mí mismo:

Una vez iban paseando por un bosque un monje tibetano y su pequeño saltamontes. En esto, cuando pasaban cerca de una granja, vieron que había una vaca pastando alegremente.

Al ver a la vaca, el monje le dijo al discípulo que la llevara hasta un barranco cercano y la tirase por él. Por supuesto, el discípulo al principio se negó, argumentando que posiblemente esa vaca era el único sustento que tenían los de la granja, pero al final obedeció al monje.

Pasaron los años y al pequeño saltamontes le quedó remordimiento de conciencia; tanto, que no podía dormir bien por las noches. Así estuvo, hasta que unos años después pasó cerca de allí y decidió hacer una visita a los granjeros. Cuando se aproximó a donde estaba la granja, vio con sorpresa que en su lugar había un hotel de 5 estrellas, lo cual no hizo más que aumentar sus remordimientos, pensando que se había cargado a los granjeros.

Al ver a un joven que paseaba por allí, le preguntó: «disculpa, ¿sabrías decirme qué le ocurrió a los granjeros que antes habitaban aquí?». El joven le dijo que sí, que él era el hijo; también le dijo que hacía años su vaca se había caído por un barranco, quedándose ellos sin el único sustento que tenían. Al principio lo pasaron mal, pero conforme transcurría el tiempo fueron descubriendo que tenían otras habilidades, de las que nunca se habían dado cuenta antes, ya que estaban demasiado acomodados haciendo lo de siempre.

Ese día, el pequeño saltamontes por fin aprendió lo que su maestro le intentó enseñar hacía años: a veces, necesitamos que nos obliguen a salir de nuestra zona de confort; sólo así descubrimos que tenemos talento para otras cosas, que a veces nos llevan a mejorar nuestro estatus o nuestra calidad de vida.

Asi me ha pasado a mí, que estaba acomodado, pensando que no servía para otra cosa más que para programar lo que otros me dijeran y como me dijeran. Incluso decía que a mí no me gustaría dejar de programar ­(y es cierto­). Hasta que un día me sacaron de mi confort despidiéndome y he descubierto tres cosas:

  1. Que la fase de análisis se me da tan bien y me gusta casi tanto como programar.
  2. Que esto me permite programar por gusto, no por obligación, por sacar un dinero extra o simplemente por curiosidad de aprender algún lenguaje nuevo, sin la presión de que tenga que ser algo que me dé trabajo fácil y a ser posible bien pagado.
  3. Joé, si hasta me siento cómodo trabajando de nuevo con traje.

jueves, 11 de junio de 2009

¿Vamos de tianguis?

Hablemos de los tianguis o mercadillos, rastrillos, etc. Para empezar, decir que la palabra tianguis viene del náhuatl tianquiztli, que en español significa, precisamente, «mercado». No voy a dar información histórica, ya que hay suficiente en los enlaces anteriores, sino que voy a explicar las similitudes con los españoles.

Son muy parecidos a los mercadillos de barrio que se conocen en España, excepto por supuesto El Rastro de Madrid, que supera con creces el tamaño de los tianguis y de los mercadillos de barrio tradicionales ­(al menos los que yo conozco de España). Al igual que en España, suelen ponerse un determinado día de la semana, según cada barrio, con tenderetes desmontables y toldos.

En cuanto a los productos que se pueden encontrar en los tenderetes, suelen ser fruta y verdura, carne y pollo (buenísimas las hamburguesas de pollo del tianguis que se pone en nuestra colonia, oiga), ropa, juguetes, productos chinos y productos piratas, tales como películas en devedés y música en sidís. Respecto a esto último, recordad que en una entrada anterior os decía que aquí no ofrecen la mercancía con mantas en el suelo, sino que tienen tenderetes iguales a los de los que venden mercancías legales.

Aquí, igual que me imagino que en España, tienen fama (confirmada por alguien que trabajó en eso) de que tienen trucadas las básculas, de forma que te venden más barato, pero quién sabe si al final te sale igual o más caro. Eso sí, como curiosidad, el primer año que yo pasé aquí el gobierno repartió gratuitamente pesitas, no recuerdo bien si de 1Kg, 500gr o 100gr, con la intención de que la gente checase la veracidad de las básculas antes de comprar.

No sé si de Latinoamérica se importó la idea en España o es simple coincidencia, pero como podéis ver hay muchas similitudes entre los mercadillos de las dos culturas.

miércoles, 1 de abril de 2009

El bailón: ¿se nace o se hace?

Revisando los comentarios de la entrada que escribí cuando le hicimos a Josué el ultrasonido en 3D, he visto este comentario mío:

Josué, desde que empezó a moverse (más o menos a la misma edad que el vuestro), se le vio que va a ser bailón: es ponerle música y empieza a moverse. Incluso se mueve al ritmo de la música. Por eso con la clásica casi ni se mueve, pero sí con un CD que compré de esos de música para bebés y con alguna canción de Marcos Witt.

Y es curioso, porque efectivamente sigue siendo bailón. Sus gustos van variando, pero desde que empezó a sentarse sin necesidad de apoyos comenzó de nuevo a bailar. Sus gustos van variando, como digo: comenzó moviendo la cabeza adelante y atrás, al ritmo del Hip-Hop y el Rap, y ahora baila hasta la música clásica del Baby Einstein; veremos su evolución ahora que ya se mantiene de pie él solo sin apoyos (vídeo pendiente de subir, a ver si lo hago antes de que camine).

Lo que no varía es que desde antes de bailar le ha llamado mucho la atención la música; puede estar haciendo lo que más le guste, que si suena música en la tele o canta alguien, lo deja todo y se pone a mirar hacia allí. Y no es para menos, porque lleva la música en la sangre por sus dos abuelos.

Lo cual me lleva al título de esta entrada: Bailón, ¿se nace o se hace? ¿Vosotros qué pensáis?

domingo, 29 de marzo de 2009

Piratas a babor

Bandera pirata

A babor, a estribor, en proa, en popa e incluso a bordo. La piratería en México está tan extendida que es difícil no encontrarse, en una distancia de 50-100 metros de una avenida, con alguien vendiendo películas, música y a veces programas de computadora piratas . No sé si sea por el relajamiento legal que existe en general o porque aquí, más que en ningún sitio, la gente no está dispuesta a pagar por algo más de lo que realmente vale (incluso menos, la mayor parte de las veces), pero el hecho es que en 2007 México estaba entre los 20 primeros países de LA en cuestión de piratería.

He hablado de relajamiento legal, porque aunque la piratería es ilegal en México, igual que en el resto de los países, se suele hacer la vista gorda en este tema. En el tiempo que llevo viviendo aquí, he visto gente de todo tipo comprando en esos puestos; incluso yo, que no estoy de acuerdo con comprar artículos piratas, he sido cliente en alguna ocasión. Pero no queda ahí la cosa, sino que en ocasiones me ha sorprendido ver incluso a policías comprando. Eso es diferente en España, hasta donde yo recuerdo, que nada más «el vigía» avistaba a un policía y todos los manteros recogían y salían corriendo.

Está hasta tal punto «permitido», que no sólo se les ve con mantas en el piso como en España, sino que se permiten el lujo de tener puestos de estructuras metálicas y toldos, o redes metálicas en las que enganchan la mercancía. Nada rápido de recoger y salir corriendo, ¿verdad?

He dicho que yo no estoy de acuerdo en comprar, pero debo puntualizar un poco. Lo ilegal, como en otros temas y hasta donde yo sé, no es comprar, sino vender. Por lo tanto, realmente es válido comprar y no debería suponer ningún tipo de remordimiento. El tema es que soy de la opinión de que todas las leyes se deben cumplir, aunque no estemos de acuerdo (no voy a entrar aquí en si estoy de acuerdo o no con las leyes antipiratería); si no estamos de acuerdo con algo, en una democracia hay muchas formas de expresar nuestra opinión, mientras respetamos las decisiones de nuestros representantes elegidos democráticamente. Por lo tanto, la razón por la que no suelo comprar artículos piratas es más por no fomentar una actividad ilegal.

Al margen de lo estrictamente documental de este artículo, quería hacer otra aclaración. A pesar de lo que algunas personas quieren hacernos creer, el descargarse películas, libros o música, no es piratería, entendiendo por la misma el hacer un uso lucrativo de algo que contenga Copyright, que sería lo ilegal (no al menos de momento, en España y otros países). Estas personas creen firmemente en la frase «Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad» (Goebbels, ministro de propaganda de Hitler).

Ojo, que un programa pirata sí es ilegal, ya que su licencia impide la copia del mismo. Si no quieres caer en ilegalidades con los programas, busca alternativas libres, que entre otras cosas son gratuitas y sus licencias sí permiten la libre copia, descarga, etc. Para el uso común que se les suele dar hay muchas, y algunas incluso para un uso más profesional.

Imagen: Bandera pirata

martes, 13 de enero de 2009

Feliz Cumpleaños

Primer Cumpleaños

No es que esté felicitando a nadie, aunque hay alguien a quien conozco y que cumple años hoy ­­(ya le felicité en privado). Más bien, de lo que trata esta entrada es de que ayer Josué cumplió 1 añito. Hace un año, este mismo día, os expliqué cómo funciona aquí el tema de tener hijos; este año toca contaros cómo se celebran los cumpleaños por estas tierras.

De momento a Josué nada más le hemos hecho una minicelebración con los de casa y una de las hermanas de Ara y su familia; nada más lo que aquí se llama «partir el pastel», o sea, compramos un pastel y lo partió Josué. La celebración oficial será el sábado seguramente, aunque tampoco va a ser multitudinaria, nada más la familia más cercana.

Para empezar, y aunque a Josué no se lo hicimos (ups), se le despierta el día de su cumpleaños cantándole Las Mañanitas. También se suele cantar esta canción antes del ya mentado partir el pastel, pero en esta ocasión le cantaron otra en ese momento.

La celebración en sí suele ser un día por la tarde, en forma de comida/merienda/cena. En ocasiones se renta una carpa donde se sirve un catering. En nuestro caso, el sábado lo celebraremos en casita, que sale más barato, haciendo un pozole al estilo guerrero.

Después de la comida, llega el momento culminante de la celebración: la partida del pastel. Se lleva a la mesa el pastel que el ojomeneado o sus padres hayan elegido, con una vela puesta y se enciendo ésta. A continuación, antes de que el susodicho sople la vela, se le canta alguna canción, como las mañanitas o el cumpleaños feliz. Llega el momento esperado de todos... el cumpleañero sopla la vela, después de lo cual la gente le canta: mooordiida, mooordiida..., el celebrante muerde el pastel y lo más seguro es que algún gracioso le empuje la cabeza para que se embarre toda la cara de pastel. Por último, el cumpleañero corta un trozo de pastel y otra persona continúa con el proceso.

Mi primera partida

Después de la partida del pastel, y de que la gente se lo haya comido y la persona por la que la gente se ha reunido se haya limpiado la cara, puede haber una piñata en la que participarán los niños, aunque no siempre lo he visto hacer en un cumpleaños. Lo que sí es seguro, y viene después del maltratado pastel, es la parte más esperada por el celebrante, sea éste niño o adulto: la entrega de regalos. Estos regalos se habrán dejado al llegar al lugar en algún sitio habilitado para esto y de ahí los va a ir agarrando uno por uno el feliz cumplidor. Uno por uno, decía, los irá agarrando, acompañado por la gente cantando «que lo aaabra, que lo aaabra» y después de abierto, en caso de que sea ropa, «que se lo pooonga, que se lo poonga».

Por último, pueden pasar tres cosas: que la gente se empiece a retirar, que continue la celebración o una mezcla de las dos.

En caso de que en estos días recuerde algo más, o alguien me diga algo más, editaré esta entrada, así que no dejéis de entrar de vez en cuando. Y si queréis ver más fotos sobre la celebración de ayer, acudid al album de Josué.